sábado, 5 de mayo de 2012

PARA ZAHIRA


Siempre te querré pequeñin

 

SIEMPRE TE QUERRÉ PEQUEÑIN
Colín estaba muy enfadado y tristón.
Se puso a tirar, a romper y a derramar.
A gritar, a llorar, a golpear y a patear.
Rompió, astilló, machacó y aporreó…
-¡Ay, Dios mío! -dijo su madre-. ¿Qué es todo este lío?
Y Colín dijo:
-Soy un zorro pequeño, enfadado y tristón, y nadie me quiere de corazón.
-¡Pero, Colín…! –dijo su madre-. Enfadado o no, pase lo que pase, siempre te querré de corazón.
Y Colín dijo:
-Si fuera un oso pardo, ¿todavía me querrías y me cuidarías?
-Pues claro –dijo su madre-. Seas un oso o no, pase lo que pase, siempre te querré de corazón.
Pues claro que sí –dijo su madre-, gusano o no, pase lo que pase, siempre te querré de corazón.
-¿Pase lo que pase? –dijo Colín, y sonrió.
-¿Y si fuera un cocodrilo?
Y su madre dijo:
-De besos y mimos te cubriría y por las noches, te arroparía.
-¿El cariño se gasta? –preguntó Colín-. ¿Se rompe o se dobla? ¿Se puede coser o pegar? ¿Se puede arreglar?
-¡Vaya, vaya! –dijo su madre-. Tantas cosas no sé, pero te aseguro que siempre te querré.
-Pero cuando te vayas y ya no estés conmigo –dijo Colín-, ¿Me seguirás queriendo? ¿El Cariño sigue vivo?
Su madre lo llevó, amorosa, a ver la noche serena con la luna luminosa y las brillantes estrellas,
-Colín, fíjate en esos luceros que brillan como diamantes: aunque algunos desaparecieron siglos y siglos antes…siguen brillando de noche el año entero.
El Cariño, como su luz, nunca se acaba, es duradero.

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